Lo que no puedas resolver hablando, hazlo orando,

Lo que no puedas solucionar de pie, hazlo de rodillas,

Por que Dios hará por ti, lo que tu no puedas hacer.

Celos obsesivos

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Estudio del Dr. Mario Machado Psicólogo

El presente artículo trata de los celos patológicos o enfermizos como manifestación de violencia en la relación de pareja. El mismo está basado en la práctica profesional del autor como psicólogo en el área de la clínica del tratamiento de personas afectadas por trastornos de personalidad, con manifestaciones violentas y celopáticas.

Características de los celos patológicos o enfermizos

Cristina se sentó en el sillón con sumo cuidado ayudada por su hijo de veinticinco años. La expresión de su rostro mostraba cómo el menor de los movimientos le producía intenso dolor; el antebrazo izquierdo de Cristina tenía una herida cubierta por unas vendas que en el hospital le colocó el personal de emergencias; más tarde, me dijo que el antebrazo fue atravesado por una de las ocho puñaladas que Juan, su pareja, le propinara en un ataque de celos, De no haber sido por la asistencia de sus hijos, Cristina sería una de las de más de veinte víctimas mortales de femicidio que en promedio se dan en Costa Rica año por año.

Carlos es abogado, dijo que ya no soporta que su esposa Susana le haga escenas de celos por las cuales terminan peleando acaloradamente. Ella le revisa el celular y las pertenencias particulares al esposo obsesivamente. Susana recuerda como su madre sufrió las infidelidades de su padre por muchos años y, como hija mayor, ella compartía el dolor de su madre. Susana amaba profundamente a su padre, pero un día, este se fue de la casa y no solo se separó de su esposa, sino que además, él desapareció de la vida de ella y de sus hermanas por mucho tiempo. Luego de un corto período de terapia, ella reconoce que sus celos obsesivos hacia su esposo, son en gran medida fruto de las experiencias traumáticas no superadas de abandono en la niñez.

Estos son dos casos de los tantos y tantos que se podrían mencionar de un problema que afecta a más parejas de lo que nos podríamos imaginar: los celos enfermizos o patológicos en las parejas. La palabra celos, del griego “zélus” del latín “zélosus”, es definido por el diccionario de la Real Academia como la "sospecha, inquietud, y recelo, de que el ser amado haya puesto o ponga su cariño en otro". Por lo tanto el término vinculaciones celopáticas alude a la relación de pareja cargada de una emotividad negativa y dañina para los integrantes de la misma pareja. Con más de veinte años trabajando como consejero profesional y psicólogo, considero que las vinculaciones celopáticas son una de las problemáticas más serias que se dan en las relaciones de parejas. Lo más importante de resaltar en este aspecto, es que las vinculaciones celopáticas son en sí mismas una manifestación de violencia en el vínculo de la pareja, es decir, deben entendérselas como una de las tantas caras que tiene la agresión que viven muchas de las familias en Latinoamérica
En realidad se puede decir que hasta cierto punto, los celos no son dañinos en sí mismos (Corsi, J 1992). El problema surge cuando los celos pasan a ser exacerbados y se transforman en patológicos, dando lugar a una condición conocida como “celopatía o celotipia”. La celopatía es altamente dañina tanto para la persona que los padece, como para la misma relación de pareja.

La celopatía en sí misma es una manifestación de violencia. Adentrarse en esta problemática significa tomar conciencia del papel tan naturalizado de los celos como expresión de amor en esta cultura, invisibilizados en sus dimensiones de violencia. No es hasta ahora, que el aumento en las denuncias lo pone en evidencia, como una de las causas que la alimenta (Machado, Chavarría, Rivas y Villalobos, 2007, p. 1).

Como expresión de violencia, la celopatía por lo tanto, es una forma de alimentar los celos dañinos en la pareja, que llevarán al sobre-control del compañero o compañera. El sobrecontrol en la relación de pareja, es una problemática íntimamente ligada a la construcción social de lo masculino y de lo femenino. A su vez, esta construcción está relacionada con el concepto del poder (Baró, 1996: 195; Foucault, 1991), lo cual genera un círculo en donde tanto la identidad del varón como de la mujer se definen socialmente.

El efecto de los celos patológicos en la pareja
Tanto hombres como mujeres pueden ser víctimas de los celos patológicos de su pareja; sin embargo, por lo general la mujer lleva la peor parte en las vinculaciones celopáticas, ya que los celos son la principal causa de femicidios, o sea la muerte de las mujeres a manos de sus parejas.

“Por su condición de género, las mujeres son las víctimas más frecuentes. El promedio anual de mujeres muertas por violencia doméstica a manos de sus parejas o ex parejas, o por problemas pasionales o violencia sexual, fue de 20 entre el 2000 y 2004, año este último, en el que 24 mujeres fueron asesinadas por estas causas”. (Estado de la Nación, 2004: 69).
Es necesario mencionar que la violencia se puede manifestar en sus cuatro aspectos básicos: la violencia física; la violencia psicológica; la violencia sexual y la violencia patrimonial. En el caso de la celopatía del varón hacia la mujer, esta se puede expresar en los cuatro aspectos mencionados. Por ejemplo, un varón celópata puede controlar a su pareja privándole de dinero para su movilización, no permitiéndole trabajar o estudiar, lo que dañaría evidentemente su proyecto de vida. En la celopatía o patología de los celos hacia la pareja, se puede observar que tanto varones como mujeres presentan conductas caracterizadas por la hiper vigilancia y la necesidad de controlar los movimientos de la pareja. Estas manifestaciones estarían realimentadas eventualmente por ideas obsesivas sobre la infidelidad de la pareja, que, en el caso de los varones, la ideación obsesiva puede llegar a tal grado que puede llevar a la agresión sexual y física de la mujer e incluso la muerte. Ahora bien, Si existen celos hasta cierto punto normales en una relación de pareja los cuales no son dañinos, ¿Qué los diferencia de los celos patológicos?

Personalmente considero que existe una diferencia cuantitativa y cualitativa entre estos. Cuantitativamente, los celos patológicos serán mucho más intensos haciendo que la persona llegue a la obsesividad, sobre control y violencia. Por otro lado, referente a lo cualitativo podemos decir que en la persona celópata la consciencia es invadida por ideas y pensamientos infundados de traición o abandono por parte de su pareja. Esto produce una alteración de la percepción de la realidad.
Si bien las ideaciones amenazantes están solo en la mente de la persona celópata, estas se entretejen en una trama tan elaborada que parece real para quien sufre la crisis de celos.

Síntesis
Continuaremos con el desarrollo de este tema en artículos sucesivos, pero podemos resumir lo expuesto hasta este punto.
-Existen celos aceptables en toda relación de pareja, lo cual puede ser tonificante para la misma.
-Los celos exagerados pueden dar lugar a vinculaciones celopáticas, las cuales pueden ser altamente dañinas para los integrantes de la relación.
-Los celos patológicos pueden ser la causa principal de la violencia sexual, patrimonial, psicológica y física, e incluso, el asesinato de la pareja.
-Tanto los varones como las mujeres celópatas, suelen padecer de “delirios de celos” o ideas paranoicas y obsesivas sobre el ser traicionado o abandono por la pareja.
-Los celos patológicos pueden manifestarse desde el noviazgo y crecen a lo largo del tiempo durante la relación de hecho o en el matrimonio.
-Los celos patológicos lejos de ser una expresión de amor, son en realidad una manifestación de inseguridad y complejo de inferioridad por un lado, y el deseo de control y poder de la otra persona por otro.

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Problemas Familiares — ¿Qué Son?

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Los conflictos familiares son tan variados como la gente involucrada en ellos. La confusión puede ser producto de un esposo trabajólico, cuya esposa se siente sola y resentida con él (y con el trabajo que lo aleja de ella); hijos que son fuente continua de conflictos familiares, agravados por la falta de consistencia de los progenitores en destrezas paternas; familias mezcladas, en las cuales hay un padrastro o madrastra no aceptado o parientes políticos que son fuente de conflictos familiares. En sus hogares, las parejas y familias se separan por abuso verbal, físico o emocional1.

Si te encuentras en medio de conflictos familiares, puedes estar seguro de que hay esperanza para tu situación, ya sea que tú seas el problema o que alguien más esté causando el conflicto en tu hogar.

Conflictos, Una Historia Personal
Antes de convertirme en cristiana, viví por diez años con un alcohólico que era un abusador verbal y emocional. Finalmente, me harté de los continuos conflictos familiares y lo dejé a él y a mi triste y vacío estilo de vida (fumaba cigarrillos, marihuana y bebía copiosamente).

Una vez que lo dejé, pensé que el tiempo sanaría mis cicatrices emocionales; pero, luego de haberme casado, descubrí que todavía estaban abiertas y dolorosas. Se ha necesitado mucho amor, oración, confianza y paciencia de mi esposo y mía, para resolver los conflictos familiares que me siguieron en nuestro matrimonio.

Ya sea que solo tú estés buscando soluciones para los conflictos familiares o que tu cónyuge u otros miembros de la familia también deseen armonía, hay acciones que puedes tomar inmediatamente para comenzar a cambiar tu propio comportamiento y tu respuesta al comportamiento de tu cónyuge y familia.

Conflictos, Crea Armonía en Tu Hogar
No solo que traje el dolor de mi vida con un alcohólico a mi matrimonio, sino que descubrí que mi propio egoísmo y orgullo eran causa de conflictos familiares (Santiago 4:1-10). Al querer liberarme de ambos, Dios me dio sabiduría (Santiago 3:13-18, Colosenses 3:16) a lo largo de mis estudios bíblicos personales, para ver que no estaba practicando las estrategias bíblicas numeradas más adelante2. Las apliqué en mis relaciones con mi cónyuge y familia y descubrí que eran altamente efectivas para solucionar los conflictos cuando se ponen en práctica de manera diligente, enérgica y en oración.
• Prepárate para creer lo mejor de tu cónyuge y familia (1 Corintios 13:7). En lugar de asumir que tu esposo dejó sus calcetines en el piso —una vez más— solo para molestarte, recuerda cuán duro trabajó el día de hoy, cuán buen proveedor es y que, probablemente, olvidó recogerlas.
• Cuenta tus bendiciones (Filipenses 4:6, Colosenses 3:17). En lugar de quejarte sobre lo que te falta, recuerda y agradece por todo lo que tienes.
• Sé servicial, ofrece consuelo, aliento y sé agradable con tu familia (Mateo 7:12, Santiago 3:8-10). Si pones en práctica el ser servicial, ofrecer consuelo, dar una palabra de aliento, ser cortés y optimista, es muy probable que te des cuenta que tu familia comenzará a responder de la misma manera contigo y con los demás.
• Debes estar dispuesto a admitir que cometiste un error y estar dispuesto a disculparte (Santiago 1:19-20, Efesios 4:26-27, Proverbios 29:11). No solo arreglarás una desavenencia en tu relación, darás el ejemplo a tu cónyuge, hijos y familia.

Conflictos, Pasos Agresivos para Romper el Ciclo
Si tu situación es de aquellas en que los conflictos familiares son repetitivos y van en severo ascenso, entonces es posible que tú o tu cónyuge necesiten explorar técnicas para el manejo de la ira o, si los niños son la causa del conflicto familiar, aprende sobre manejo de la ira para padres. La consejería familiar es una opción cuando todos deciden trabajar como un equipo para resolver sus problemas y si las peleas conyugales son la dificultad, la consejería matrimonial podría ser la clave para restaurar y reavivar el amor de uno por el otro.

Dado que la sabiduría de Dios es el más grande fundamento sobre el cual construir vidas de amor y de paz, volvámonos a la Biblia para llegar al núcleo del conflicto familiar:

“Así que les digo: Vivan por el Espíritu, y no seguirán los deseos de la naturaleza pecaminosa. Porque ésta desea lo que es contrario al Espíritu, y el Espíritu desea lo que es contrario a ella. Los dos se oponen entre sí, de modo que ustedes no pueden hacer lo que quieren… Las obras de la naturaleza pecaminosa se conocen bien: … odio, discordia, celos, arrebatos de ira, rivalidades, disensiones, sectarismos y envidia; … En cambio, el fruto del Espíritu es amor, alegría, paz, paciencia, amabilidad, bondad, fidelidad, humildad y dominio propio. Si el Espíritu nos da vida, andemos guiados por el Espíritu. No dejemos que la vanidad nos lleve a irritarnos y a envidiarnos unos a otros. (Gálatas 5:16-26).

¿Cómo me puede ayudar Dios?
1 Si estás viviendo una situación de abuso, deberías buscar de manera rápida protección y seguridad en referencia al abusador. Dios ha establecido autoridades (Romanos 13:1-5) – policía, jueces y cortes – para protegerte a ti y a tu familia. No solo tu seguridad es importante para Dios, él hizo que sea responsabilidad de los oficiales de la ley, protegerte a ti y a tus seres queridos y castigar al abusador.

2 Otro principio para la resolución de conflictos, es retirar la palabra “pero” de tu vocabulario. Cuando la dices, cancelas todo lo dicho antes del “pero”. Cuando planteas una razón luego del “pero” por haber hecho lo que hiciste, también cancelas una disculpa de tu parte. Por ejemplo: “Lo siento por haber gritado, pero, si no fueras tan irritante, no tendría que gritar”. En esta instancia, la clave es disculparte por tu propio comportamiento, en lugar de unir tu disculpa – invalidándola -- con una acusación.

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La Fuente, la Respuesta y los ejemplos de las Contiendas en Familia Cristiana

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La Fuente
Las peleas matrimoniales son una parte normal de la vida de las parejas. Cuando dos personas se unen en matrimonio, las peleas están destinadas a suceder. Cada persona ha tenido diferente experiencia de vida e indudablemente, tiene diferentes expectativas del matrimonio y de su cónyuge. Por lo tanto, cada uno va a reaccionar diferente a los desafíos de la vida.

La Respuesta
Cuando dos o más personas se juntan, las posibilidades de las peleas matrimoniales están destinadas a aumentar. Las peleas matrimoniales no son malas por sí mismas, es nuestra respuesta a esas peleas las que pueden ser útiles o dañinas. Las peleas matrimoniales pueden ser los retos que nos ayuden a crecer como personas más maduras y en una relación más madura o pueden destruir nuestro matrimonio. Probablemente Dios está usando las peculiaridades de nuestro cónyuge como una lija para pulir las duras aristas de nuestro propio carácter.

Es posible que te sorprenda saber que la Biblia trata este asunto. En el libro de Santiago se dice que debemos ser felices cuando el camino es duro, porque entonces nuestra paciencia tendrá la oportunidad de crecer. Cuando nuestra paciencia crece, eso muestra que somos maduros (Santiago 1:1-4). Esto demuestra que el amor realmente habita en nosotros. El verdadero amor es muy paciente y bondadoso, nunca celoso o envidioso, jamás jactancioso, egoísta o rudo. El amor no demanda nada para sí. No se enoja fácilmente, no mantiene resentimientos y difícilmente nota cuando los otros se han equivocado (1 Corintios 13).

Vemos lo que realmente está dentro de nosotros cuando nuestro cónyuge “presiona el botón”. ¿Explotaremos en ira? ¿Seremos rudos? ¿Exigiremos que nuestro cónyuge haga las cosas a nuestra manera? ¿Permitiremos que las peleas conyugales gobiernen nuestras vidas? ¿Implementaremos técnicas para crear una mejor comunicación? Aunque nuestro cónyuge puede estar equivocado en lo que hace o dice, nuestra respuesta muestra cómo somos nosotros de verdad en nuestro interior. Tenemos una opción. Podemos reaccionar de una manera constructiva o podemos reaccionar de una manera negativa, mostrando nuestra ira, nuestra sensación de injusticia y nuestro orgullo herido.

EjemplosNo debemos ir muy lejos para examinar ejemplos de las peleas conyugales. Las peleas pueden variar, desde un desacuerdo menor sobre qué cenar esta noche, a un extremo de abuso.

A menudo es fácil compadecerse y sentirse lastimado o sentencioso cuando las peleas matrimoniales se dan. Ha habido momentos en mi propio matrimonio, cuando en verdad he sentido que he dado todo lo que podía dar y que era el momento de que él cambiara. Descubrí en la consejería y la oración que mi corazón y mis motivaciones estaban con frecuencia lejos de lo correcto o noble y que estaba muy equivocada en mis actitudes y reacciones con mi esposo. He comprendido que mi esposo tiene mucho que decir y que, a menudo, está en lo correcto.

Hay un ejemplo en la Biblia de una mujer que tenía todos los motivos para estar enojada con su esposo, para ser ruda, para reprocharle, pero no lo hizo. En lugar de eso, ella eligió ser pacificadora. Su nombre era Abigail y el nombre de su esposo era Nabal. La historia se encuentra en 1 Samuel 25. Nabal hizo algo tonto. Él insultó a los hombres de David y los insultó cuando David necesitaba ayuda. David estaba muy enojado y quería matar a Nabal y todos sus hombres. Abigail, en lugar de estar enojada con su esposo y reprocharle por su estupidez y por haberlos puesto a todos en un peligro mortal, actuó de una manera constructiva y salvó sus vidas.

Un ejemplo moderno de una actitud como la de Abigail, es la de una joven pareja en la cual el esposo dejó la iglesia en la cual se habían criado y casado, para adentrarse en lo oculto. Aunque esto partió el corazón de la joven esposa, ella no permitió que las peleas conyugales se salieran de control. Ella fue paciente y amable con él. En lugar de criticarlo, ridiculizarlo y hostigarlo por su elección, lo cual seguramente los hubiera separado, ella eligió continuar respondiéndole en amor. Debido a su actitud hacia él, con el tiempo él se dio cuenta de su equivocación al hacer esa elección y retornó a su iglesia.

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Como Soportar el Aislamiento

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Desilusionados y Dejados
Sobrellevar la soledad, se deriva a menudo del hecho de enfrentar uno de los desafíos de vida. Es posible que tus amigos no comprendan lo que se siente estar en tu situación, a menos que ellos hayan estado en esa circunstancia. Probablemente no comprenden tus desafíos y no saben cómo ayudarte. Por lo tanto, tus amigos más cercanos pueden abandonarte o darte la espalda. Mis amigos lo hicieron. El desafío de mi vida es el dolor crónico. Desarrollé una herida en el brazo y ya no fui capaz de trabajar de la manera en la que anteriormente lo había hecho. A pesar de una exhaustiva búsqueda de empleo, perdí la carrera que tanto amaba.

Demolidos y Vacíos
Mientras luchaba con mi soledad, fue difícil no comparar mi suerte con la de Job en la Biblia, con la pérdida de tantas cosas que yo quería. Como Job, tuve amigos que no lo fueron en lo absoluto. Al principio, algunos fueron como Elifaz y ofrecieron consejo con frase como: “Fortalece tu fe, simplemente confía en Dios”. Yo estaba confiando en Dios, sin embargo, la respuesta no era lo suficientemente específica para ayudarme a encontrar las soluciones que yo necesitaba en ese momento. La gracia de Dios es suficiente para satisfacer todas nuestras necesidades. Pero eso no significa que el tiempo o las respuestas sean las que nosotros esperamos. En retrospectiva, puedo ver que Dios había obrado por mí en todos los eventos que ocurrieron durante este profundo y oscuro valle de mi vida. Pero en ese momento, yo estaba luchando por escuchar la voz de Dios o por verle obrar, porque las respuestas no eran lo que yo estaba buscando o esperando.

Los amigos de Job le dijeron que necesitaba examinarse para encontrar dónde había pecado y pudiera arrepentirse de ello. Mis amigos hicieron lo mismo. Los amigos de Job no fueron específicos con respecto a su pecado, pero los míos sí. Ellos me acusaron de fingir los síntomas de mi brazo y de demandar fraudulentamente fondos a mi patrono y al gobierno. Yo quería preguntarles dónde obtuvieron sus títulos médicos. Les quería preguntar si ellos pensaban que todos mis seis médicos tratantes mentirían y pondrían en peligro sus licencias por mí. Estaba muy herida por su acusación de mentira y fraude, pero más que nada, por lo que ellos tan pobremente pensaban con respecto a mi testimonio como cristiana. Pero todo lo que pude hacer en mi defensa, fue citar Proverbios 5:21: “Nuestros caminos están a la vista del Señor; él examina todas nuestras sendas”. Erróneamente, el mundo relaciona la salud y la prosperidad con las bendiciones de Dios, y el sufrimiento y el dolor con el juicio de Dios.

Estaba devastada cuando esos amigos (a quienes conocía por más de veinticinco años) decidieron no creer que mi honestidad, integridad y testimonio cristiano, eran suficientes para quedarse a mi lado como mis amigos. Estaba profundamente herida por este rechazo. Y dado que este había sido mi grupo social, me sentía bastante sola.

Aquel que Te Entiende
Al mismo tiempo que sobrellevaba mi soledad en un nivel muy profundo, leía mi Biblia. Fue entonces que la Escritura me recordó que la misma cosa le sucedió a Jesucristo en su más oscura hora en el huerto de Getsemaní (Mateo 26:36-436). Él estaba completamente solo. En los días subsecuentes, cada vez que me sentía desalentada o sola, abría mi Biblia y era como si las palabras saltaran de las hojas, palabras que fueron específicamente ubicadas para consolarme en mi situación. Jesús satisfizo mi necesidad en donde me dolía.

Encontré consuelo en el hecho de que Jesús experimentó todo lo que nosotros experimentamos, y él sabe exactamente cómo nos sentimos. Él puede consolarnos porque él también ha estado en la misma situación. Él promete nunca dejarnos ni desampararnos. Él promete permanecer más cerca a nosotros que un hermano. Él dice que si pedimos ayuda, responderá “aquí estoy”.
Encuentra Ayuda.

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